Gallinula chloropus
La polla de agua es un bicho que trina,
que aguanta las bromitas animales,
que gusta frecuentar los humedales,
de charcas y juncos, y en ellos, ladina,
se sabe ave imperial cuando se empina
a volar con plumajes teatrales,
negros como carbón, subliminales
como la cocacola y la aspirina.
Su extremo superior es rojo intenso
allí donde termina la cabeza.
Y un rítmico compás lo hace propenso
a provocar deleite y extrañeza
si al tiempo grazna todo el repertorio
convulso con que marca el territorio.
Con los treinta centímetros que mide,
ya puede ir a posar a una revista;
si hablamos de cazar: oportunista,
omnívora, ladrona que reincide,
da igual en la maleza en la que anide,
la polla nunca cambia y aunque insista,
cuando hay que zambullirse siempre lista,
no vaya a ser que el pico se le oxide.
Siempre evolucionando dones nuevos,
esta polla es distinta a las demás
por su hiperdesarrollo glandular
ya que tiene entre cinco y ocho huevos.
Siempre duras, distantes o quizás
dejándose sin más domesticar.
Lo que a la polla le gusta:
- La pesca en el barrizal
- Que le peguen con la fusta
- El clima primaveral
A la polla le disgusta:
- La risa del concejal
- La sequía, tan injusta
- Oír la marcha nupcial
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