Panthera pardus
La pantera negra es una variación oscura del leopardo o, como dice ella, el leopardo es una pantera clara. Las panteras rosas no son ni una cosa ni la otra, como el tigretón, vienen de otra rama de la familia de los felinos (la bollería industrial). Sus progenitores no son negros, así que se intuye una anomalía en la melanina, chamusquina genética.
Es un felino apreciado y temido por su extraordinaria belleza, curvilínea, elegante, inalcanzable.
Cazadora audaz, cazadora de cuero, utiliza más la sutileza que la fuerza, a pesar de que todo su cuerpo es una maquinaria muscular precisa y resistente. Suele acercarse sigilosamente a sus presas, aprovechando que sus patas mullidas absorben el ruido. Cuando menos te lo esperas se te ha echado encima y es el fin. Aquel policía que vino una vez a dar una charla en el colegio te lo advirtió, pero ya no hay nada que hacer.
Tapizada con un suave pelaje, la pantera negra acapara las miradas cuando le apetece, paseándose frente a los coloridos árboles en flor, vistoso photocall que hace resaltar su figura.
Cuando le conviene se refugia en la sombra y ya no puedes verla, enmascarada en tercer plano, casi un chroma.
Le gusta:
- Tomar la iniciativa
- El soul
- Que le susurren cosas sucias al oído
No le gusta:
- El circo (desde los romanos ha perdido mucho)
- Las grandes anacondas
- Las acelgas
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