Pelecanus occidentalis
El pelícano es un ave poco avezada, de gran carisma y enorme pico. Pescador vocacional, tiene una alimentación muy variada consistente únicamente en pescado crudo. Es variada porque a veces come mucho y otras veces poco.
Se lanza en pleno vuelo a capturar los peces de la superficie y, si no lo consigue, tras el chapuzón, disimula como queriendo dar a entender que sólo quería refrescarse un poco.
Ya se sabe que en la costa es un engorro no tener bolsillos. El pelícano utiliza la boca para solventarlo. No nos engañemos, esa costumbre es más una cuestión de ingenio y necesidad que un mérito de la evolución.
El método sirve, todo hay que decirlo, aunque no serán las primeras ni las últimas llaves que se traga en un frenazo.
Forman una pareja cada año y la seleccionan con un rito de apareamiento singular. Empieza el macho luciéndose, hasta que es elegido por alguna hembra que decide acercarse. Entonces el macho la rechaza, pero ella debe perseverar hasta que él acepte. A partir de ese momento, con las cartas encima de la mesa, comienza un cortejo insano consistente en la agresión y sumisión mutua. Si se pasan de agresivos la otra parte se marchará dándolo por imposible. Si se pasan de sumisos se marchará por mostrar debilidad. Vamos, que no hay quien acierte. Al final, tras anidar y copular, se ríen de sus desavenencias (qué jóvenes e impetuosos éramos ayer, ¿verdad?)
Le gusta:
- El surf
- Salpicar
- Los estuches de dos pisos
No le gusta:
- Las fugas de petróleo
- Las puertas giratorias
- No saber qué hacer después de comulgar
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