Dasypus novemcinctus
El armadillo es un animal de ojos pequeños, tamaño gatuno y muy casero, tanto que pasa la mayoría del tiempo en su madriguera porque “total, pa estar por ahí”. A esto hay que sumarle sus fuertes patas delanteras que excavan la tierra que da gusto y le permiten crearse una extensa red de refugios propios. Al armadillo le hablas, por ejemplo, del precio al que está la vivienda y le entra la risa floja.
De cualquier modo, no todo es paz en la vida del armadillo. Ellos mismos lo comentan, no es ninguna broma tener una carne tan apetitosa, y están continuamente rodeados de alimañas que en cuando te descuidas, hala, ya están allí dando la tabarra. Los armadillos (y más las armadillas) ven venir desde lejos el peligro, tontos no son, y utilizan su coraza para protegerse, enrollándose rápidamente, formando una protección esférica que ya puedes morder, pinchar, golpear, invitarlo a una copa, y nada, nunca funciona.
Los armadillos no tienen dientes, y si tienen son postizos, de esos de Drácula. Presentan la curiosa manía de nacer de cuatro en cuatro, todos del mismo sexo, clónicos; peculiaridad que se remonta al Ctrl+C y Ctrl+V de la división celular.
Además, desarrollan habilidades extra, como contener la respiración durante 6 minutos. Por eso nunca se ha visto a un armadillo con hipo.
Le gusta:
- Hacer la croqueta
- Los insectos gelatinosos
- El cálculo mental
No le gusta:
- Los cambios bruscos de temperatura
- El fútbol
- El cálculo renal
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